jueves, 25 de febrero de 2010

Cómo convertirte en la mujer de su vida.


A la hora de echar raíces, ellos dicen que buscan una compañera, una mujer buena con pinta de madre de sus hijos. Sin embargo, si pretendés ser algo más en su vida que una cornuda sumisa y sustituible, grabate a fuego la siguiente premisa:
"Para permanecer en la cabeza y en el corazón de tu hombre no intentees desarrollar un vínculo sano, maduro y armónico. Por el contrario, cuanto más patológica, enfermizay conflictiva sea la relación, mayor será su enraízo"
Evitá transformarte en un pollo grillé con puré de zapallo, en un menú tan saludable como aburrido, una comida que uno reserva para sus años de ancianidad, cuando el estómago no resiste ya platos fuertes y el médico prohíbe la ingesta de sal.
Aspirá, en cambio, a ser un plato picante, de esos que uno conserva en su paladar varias horas después y recuerda en el retrete al día siguiente. Revolucioná su interior y exacerbá sus sentidos.
Sé una comida tan caliente que lo queme o tan helada que lo paralice. Combiná lo dulce con lo salado, pero jamás le anticipes la sensación por venir. A la hora del sexo, fast o low: un Big Mac que devore en segundos o una pieza de sushi escurridiza, que demore tiempo y delicadeza.
Hagas lo que hagas, nunca seas previsible. Sorprendelo, bien o mal, pero jamás permitas que intuya el camino que vas a tomar.
Si lo que en verdad deseás es convertirte en "la mujer de su vida", hacé oídos sordos a sus solicitudes explícitas y aprendé a leer entre líneas. No seas light y animate a subir su colesterol y elevar su presión, hasta matarlo de un paro cardíaco.

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